Movimiento espiritual de la Reina de la Paz

Muy queridos amigos de los grupos de oración de Medjugorje,

Esta carta expresa el profundo afecto que nos une al mensaje de Medjugorje! Sabiendo que muchas personas (obispos, sacerdotes, religiosos y laicos) han dado un testimonio agradecido por los múltiples frutos espirituales derivados de este mensaje deseamos, con esta carta, haceros partícipes de este testimonio comunitario que debe contribuir a la defensa de esta obra de María que se ha difundido en el mundo entero y que continúa, sin embargo, siendo amenazada.

Nadie puede negar - aunque haya de hecho quien intente hacerlo - que el movimiento espiritual de la Reina de la Paz es una realidad viva dentro de la Iglesia, suscitado por un espíritu de oración y no por iniciativa humana. Este río de luz, de vida, de paz y de amor hacia la Madre de Dios, ha engendrado por doquier grupos de oración, ha inspirado conversiones, y continúa sanando y consolando los corazones de todos aquellos fieles que han encontrado en la simplicidad del mensaje de la Reina de la Paz una dirección auténtica para volver a descubrir el Evangelio y retornar al corazón de la Iglesia. Ya no se pueden contar las conversiones ocurridas en Medjugorje, y gracias a ese mensaje muchos que habían abandonado la Iglesia han vuelto a ella y muchos otros han aprendido a amarla todavía más.

Hasta ahora no se ha dictaminado un juicio definitivo por parte de las autoridades eclesiásticas competentes, acerca de estas apariciones iniciadas en el año 1981 y que todavía continúan. Sin embargo, es un hecho innegable que este movimiento espiritual de la Reina de la Paz, surgido en torno a sus mensajes, es uno de los mayores y más auténticos movimientos de oración de este siglo veinte. Un movimiento que vive en la Iglesia y para la Iglesia, ya que incluye a fieles, clero, religiosos y obispos, los cuales han dado y continúan dando de diversos modos, un testimonio público acerca de los múltiples beneficios espirituales que Medjugorje ha aportado a la vida de tantos fieles, principalmente aquél que alude al retorno a la vida de oración.

Son decenas de millones los peregrinos que han acudido a Medjugorje para orar. Son miles los sacerdotes y centenares los obispos que han celebrado allí la Santa Misa y que han escuchado durante largo tiempo confesiones de penitentes transformados por la gracia maternal de María Santísima. Muchos de ellos han regresado a sus diócesis dando un testimonio unánime: "en Medjugorje la gente se convierte!" Son conversiones que llaman la atención de los pastores porque son "conversiones duraderas". Es ya imposible contar el número de personas que han experimentado en este lugar la presencia de María, así como los relatos de conversión personal, de curaciones espirituales y corporales, de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada nacidos de la gracia de Medjugorje. Estos son algunos de los principales frutos espirituales que han llevado a muchos a concluir que la Reina de la Paz se halla verdaderamente presente en Medjugorje y que esta presencia de María explica la rápida difusión del Movimiento de oración relacionado filialmente con Ella en todo el mundo.

Hoy día, en todos los continentes, son muchos los grupos de oración que han encontrado en el mensaje de la Reina de la Paz una luz de esperanza y de consuelo. Ellos constituyen una presencia cristiana, viva y operante en el seno de la Iglesia. Piénsese, por ejemplo, en las ayudas caritativas que tantos grupos de oración de Medjugorje han enviado del mundo entero a Bosnia-Herzegovina y a otros países durante y después de la guerra. Ninguna otra organización humanitaria ha hecho tanto para ayudar a los damnificados de la guerra como los voluntarios de la Reina de la Paz. Y esto solamente lo decimos para dar gloria a Dios.

Diócesis, parroquias, institutos y órdenes religiosas, seminarios y conventos, escuelas y lugares de trabajo, hogares domésticos y numerosos otros lugares en la Iglesia y en el mundo han sido tocados por la gracia de Medjugorje, por la presencia - nosotros y tantos otros así lo creemos - de la Reina de la Paz, que se ha manifestado por primera vez en este lugar el 24 de junio de 1981 y continúa haciéndolo en nuestros días. Esta presencia maternal nos hace recordar lo sucedido en Guadalupe, en Lourdes y en Fátima. Estos y otros lugares de apariciones marianas eran inicialmente como desiertos espirituales, pero después de la visita maternal de María ha florecido la vida, ha retornado la esperanza, se ha implorado el perdón y la paz ha vuelto.

No falta quien intenta devaluar la realidad espiritual de Medjugorje diciendo: "en cada lugar donde se ora hay conversiones. Se puede siquiera objetarles esto: por qué entonces se reza cada vez menos hoy en día en las parroquias, en los seminarios, en las escuelas, en las fábricas, en las familias...? Por qué en Medjugorje se reza tanto? Cómo es posible que la parroquia franciscana de una pequeña aldea haya llegado a ser para el mundo entero una llamada a la oración tan grande y eficaz?

Según la convicción de muchos, este oasis de paz ha llegado a ser, por gracia de Dios, uno de los lugares de culto mariano en la Iglesia donde más se ora y donde hay más conversiones. Ciertamente, al decir esto no se pretende imponer la creencia en las apariciones de Medjugorje, simplemente se quiere dar un testimonio sereno, con pleno respeto hacia los que tienen una opinión diferente. Sobre el árbol de Medjugorje no ha crecido ninguna herejía, ni han sido impuestos a los peregrinos modos de pensar o de actuar en contra de la moral o la liturgia católicas, o contra los sacramentos, ni se han transmitido enseñanzas que hayan escandalizado a los fieles como a veces, desgraciadamente, sucede en otras partes.

Nos disgusta tener que decirlo, pero nos hace sufrir la actitud de aquellos que condenan Medjugorje, dejando a tantos fieles perplejos y desorientados. El año pasado se difundieron muchas afirmaciones ambiguas y distorsiones en ciertas publicaciones, dando a entender que la Iglesia había condenado oficialmente las apariciones o que, como mínimo, existían serias dudas con respecto a ellas.

Por eso, en agosto de 1996, tuvo que intervenir el portavoz oficial del Santo Padre, Dr. Navarro Valls, para afirmar que "con respecto a Medjugorje no ha habido ningún cambio". Tal pronunciamiento oficial se había hecho necesario a consecuencia de la difusión de noticias en la prensa de todo el mundo que afirmaban que el Vaticano prohibía las peregrinaciones a Medjugorje. En cambio, precisamente este comunicado providencial del Vaticano, reafirmaba que todos podían acudir en peregrinación privada a Medjugorje, es decir, que los laicos podían continuar organizando peregrinaciones a este lugar de oración.

La Reina de la Paz vino a Bosnia-Herzegovina no para sembrar cizaña o para generar contiendas en el interior de la Iglesia, sino para proponer un mensaje de paz y de reconciliación a pueblos que algunos años después serían arrojados al infierno de una guerra que en poco tiempo masacraría estas tierras. Su voz clamó como en un desierto. Ella vino a advertir, a prevenir y a suplicar a sus hijos que sin la conversión del corazón no se podía obtener la paz verdadera. La paz que existía en 1981 era sólo aparente: diez años después la guerra estalló; pero esto, aquí en la tierra, nadie lo sabía. Durante la época de las primeras apariciones no se entendía por qué en un país donde existía una convivencia pacífica, la Señora de las apariciones hablaba de la necesidad de un retorno urgente a Dios para obtener la paz verdadera. El 26 de junio de 1981, Ella se apareció llorando ante una gran cruz. El 26 de junio de 1991 cayeron las primeras bombas sobre el aeropuerto de Ljubljana en Eslovenia.

La Virgen María ha venido precisamente para abrir los corazones a la paz, para educar las conciencias a dar y a recibir el perdón. Refiriéndose a esta extraordinaria obra mariana de reconciliación, el entonces Arzobispo de Split, Monseñor Frane Franic, dijo: "La Reina de la Paz ha hecho más en seis años de apariciones en Medjugorje que nosotros, todos los obispos juntos, en cuarenta años de vida pastoral en nuestras diócesis". En efecto, nadie como la Reina de la Paz había hecho tanto por la paz en Bosnia-Herzegovina. Cuando la guerra estalló, aquella frase de Mons. Frane Franic resultó ser más verdadera que nunca. El mensaje profético de la Reina de la Paz resonaba con más fuerza que nunca cuando las bombas que cayeron en torno a Medjugorje no dañaron esta aldea débil y desarmada. De repente, uno se daba cuenta dramáticamente de que el mensaje de María no había sido suficientemente creído ni acogido.

Medjugorje es como Kibeho (Ruanda, Africa), donde la Virgen también se manifestó en 1981 para advertir y llamar a los corazones de sus hijos a la conversión antes de que fuera demasiado tarde. Algunos años después estalló una tremenda guerra civil que golpeó como un flagelo apocalíptico aquellas poblaciones africanas. Medjugorje es también similar a Fátima, donde María habló con tres niños pastores, muy elogiados hoy día pero obstaculizados en su tiempo. La Reina del Rosario les habló ya en 1917 del advenimiento de una guerra más grande que la primera guerra mundial, y del castigo que desde Rusia se abatiría sobre el mundo entero si la humanidad no se convertía consagrándose a su Corazón Inmaculado. Por desgracia para el mensaje de Medjugorje, que como el de Fátima habla de paz y de conversión, el camino en la Iglesia no es fácil, teniendo el mismo destino que el de los profetas: muchas conversiones pero también muchas persecuciones, muchas gracias pero también muchas luchas. Como con los profetas, sólo después de muchos sufrimientos y tribulaciones, los hombres llegarán a entender verdaderamente la importancia de este mensaje.

Hoy son muchos entre obispos, clero y fieles del mundo entero los que ya han reconocido en este mensaje mariano proveniente del Este una auténtica admonición maternal a la conversión, y muchos lo consideran como uno de los mensajes más fructíferos para la Iglesia en el siglo veinte. Un mensaje profético de esperanza y de paz que hoy en día, a la luz del pasado reciente de guerra y de desesperación, no deja de conmovernos a todos. No es quizás evidente la relación entre la guerra devastadora que ha estallado en Bosnia-Herzegovina y el mensaje edificante de Medjugorje? Guerra destructora que ni siquiera ha provocado un rasguño al lugar que Dios ha elegido para difundir este extraordinario mensaje de paz y de conversión. Medjugorje, por gracia de Dios, resplandece hoy aún más bella y grande que nunca! Su mensaje ha cruzado los confines de los países del Este - entonces todavía separados de los del Oeste - para llenar de esperanza los corazones de los fieles de cada una de las naciones con el don pascual de la Paz. "Mir, Mir, Mir", estas palabras de la Reina de la Paz son aún hoy en día más actuales que nunca.

Medjugorje da testimonio en la Iglesia, una vez más, del papel de Mediadora y Abogada que la "Mujer vestida de Sol" ha recibido por Voluntad de Dios en la Historia de la Salvación. Ella ha conseguido acercar el Este al Oeste, no con la diplomacia, sino con la oración y la reconciliación, con el potente anuncio evangélico que nos hace recordar Medjugorje: el amor a la Cruz de Cristo es el único camino para vencer el Mal.

Haber recordado estos acontecimientos era un deber de honestidad con respecto al mensaje de Medjugorje. Y precisamente a la luz de estos "signos de los tiempos", nos parece tan urgente retornar a meditar y a vivir con un nuevo entusiasmo los mensajes de la Reina de la Paz. Mensajes simples y aparentemente repetitivos, pero que contienen la llamada afligida de una Madre que nunca ha dejado de hacer sentir su voz en el transcurso de los siglos. Una voz y una presencia maternal que ha aconsejado a los pueblos, los ha llamado a volver a las verdades esenciales proclamadas por la Iglesia y a reconducirles finalmente a su regazo como naciones reconciliadas con su Padre y Creador.

Los acontecimientos de Medjugorje tienen lugar en un período de la historia de la humanidad particularmente amenazado por las fuerzas del Maligno. Basta pensar en que las apariciones de Medjugorje se dieron aproximadamente después de un mes del atentado contra el Papa. Cómo habría podido la Reina de la Paz permanecer indiferente ante el odio y la violencia devastadora de Satanás, que estaba preparando en la oscuridad uno de los ataques más violentos que la historia ha conocido y que continúa patente en la ciudad de Sarajevo? Nos habríamos asombrado si el mensaje de Medjugorje no hubiese existido, pero no hay razón de extrañarse por el hecho de que Medjugorje existe! No hay motivos para escandalizarse si, gracias a Dios, tal como en Fátima, también en Medjugorje ha brillado la luz de Dios en medio de las tinieblas de este fin de siglo. En todos estos años, los seis videntes han proclamado este mensaje de luz de acuerdo con cada uno de los otros, transmitiéndolos sin ni siquiera contradecirse entre sí, a pesar de todos los obstáculos y sufrimientos que los comunistas - y no sólo ellos - les han causado. Cómo hubieran podido resistir sin una gracia especial de Dios?

"Medjugorje es la continuación de Fátima" dijo el Santo Padre Juan Pablo II al obispo Pablo María Hnilica SJ, en 1984. Cuántas veces el Papa ha hablado favorablemente de Medjugorje con cardenales, obispos, sacerdotes y grupos de fieles que han acudido a visitarle e informarle acerca de Medjugorje. El Vicario de Cristo, tan atento al curso de la historia, nunca ha vacilado en manifestar su amor y su gratitud hacia el mensaje de Medjugorje. "Protejed Medjugorje", el Papa dijo también al franciscano Padre Jozo Zovko que pagó con la cárcel su fidelidad a las apariciones de Medjugorje cuando era párroco de ese lugar en 1981. Juan Pablo II no sólo ha manifestado su benevolencia hacia Medjugorje sino que también ha expresado más de una vez (como recientemente ha testimoniado el Presidente croata) su deseo de visitar Medjugorje.

Con su presencia en Medjugorje en este año consagrado a su Hijo, Salvador del mundo, la Madre de Dios continúa alentándonos a seguir al Papa, el Vicario de Cristo, dondequiera que vaya. Medjugorje se ha convertido, como Fátima, en un centro internacional de oración y de apoyo espiritual para la Iglesia universal y en modo particular para el ministerio de Juan Pablo II. La Reina de la Paz también se ha hecho presente en Medjugorje para confirmar el "Totus Tuus" del Santo Padre y para ayudarle así a llevar a término la inmensa tarea que el Señor le ha encomendado. Esta tarea, como nos recuerda él a menudo, consiste en introducir a la Iglesia en el Tercer Milenio. Quién mejor que él está preparado a través del sufrimiento para abrir la Puerta Santa en la Navidad de 1999 y para romper el sello de este humbral dando entrada a la Misericordia de Dios en lo más profundo de la Iglesia?

También nosotros, queridos hermanos y hermanas de los grupos de oración de Medjugorje, estamos llamados a cumplir la petición que el Santo Padre nos hizo en su última visita a Polonia: que arrodillados pidamos a Dios por la gracia de que el Papa Juan Pablo II pueda guiar a la Iglesia en su ingreso en el Tercer Milenio. Fátima a principios de siglo y Medjugorje al término del Milenio, manifiestan esa especial presencia maternal que acude en ayuda de la Iglesia, del Santo Padre y de los pueblos de todo el mundo en momentos de especial necesidad.

El Movimiento espiritual de Medjugorje, que vive en la Iglesia de este fin de Milenio, está experimentando desde hace años una vida espiritual que brota hacia el encuentro con el Corazón Inmaculado de María. Como Santa Isabel, nosotros también hemos experimentado en lo más profundo de nuestros corazones el gozo de la presencia de María, un gozo que Ella infunde en los corazones humildes que recurren a su intercesión maternal. Ella viene para revelarnos la belleza de pertenecer a Cristo, pues El es el Camino, la Verdad y la Vida!, y nos trae esta nueva vida a Medjugorje para curar las heridas de muchos miembros de la Iglesia, una Iglesia tan necesitada de ser renovada por el Espíritu Santo. Sin el encuentro con la Madre de Jesús no hay vida sobrenatural, y esta vida está siempre bajo amenaza - siempre hay un Herodes intentando suprimirla.

Todos nosotros, los peregrinos de Medjugorje, tenemos por tanto la gran responsabilidad de hacer fructificar el don de la oración que la Reina de la Paz ha venido a traer a Medjugorje. La oración con el corazón y la penitencia nos hacen caminar en la Verdad del Evangelio y son las armas de que disponemos para combatir a Satanás y a sus secuaces. Los mensajes de Medjugorje, sin imposición alguna, han suscitado un movimiento de oración que espontáneamente se ha difundido en todo el mundo para ayudar a los hombres de buena voluntad a caminar en la Verdad. Desgraciadamente, en la Iglesia actual está muy difundido el frenesí de la actividad. Medjugorje nos recuerda que es en el Cenáculo donde la Iglesia es más activa que nunca, porque es allí donde los Apóstoles son "asiduos y concordes en la oración con María, la Madre de Jesús" (Hechos 1,14).

No debemos permitir que este espíritu de comunión y de oración que anima desde hace años el movimiento de Medjugorje sea sofocado por polémicas, desacuerdos, divisiones y condenas gratuitas. Es preciso vivir los mensajes, y su llamada urgente continúa siendo la misma de siempre: "orad, orad, orad". El movimiento espiritual de Medjugorje nació para permanecer fiel a esta llamada de la Reina de la Paz. Este mensaje nos ha conducido a adorar a Jesús, realmente presente en la Santísima Eucaristía, a recibir de El la Luz del Espíritu Santo, a comprender y a amar la Palabra de Dios y, en definitiva, a adquirir la fuerza y el valor necesarios para vivir la Verdad del Evangelio, para perdonar y hallar la paz.

Es sólo nuestra conversión lo que decidirá el futuro de la humanidad. Reuniones, conferencias o palabras no cambiarán el mundo. La Reina de la Paz nos ha indicado el camino para convertir nuestros corazones: es el camino que conduce al Cenáculo donde, por medio de la oración en comunión con María, Esposa del Espíritu Santo, reconocemos nuestros pecados, hacemos penitencia y nos convertimos. He aquí por qué Medjugorje no nos pide grandes programas sino cosas sencillas que encontramos en sus mensajes. Estas cosas son como cinco piedrecitas: la Eucaristía, la Palabra de Dios, la Confesión mensual, el Santo Rosario y el ayuno, con las cuales, como a David, se nos promete la victoria sobre Goliat.

No debemos sorprendernos si Satanás intenta destruir los frutos sobrenaturales que han madurado en el interior del movimiento espiritual de Medjugorje. Para defendernos debemos amar, servir e imitar auténticamente a nuestra Reina y Madre de la Paz, viviendo sus mensajes que nos invitan a la conversión mediante la oración, el ayuno y el abandono a Dios para obtener la paz. No deben preocuparnos las mentiras difundidas con respecto a Medjugorje; debemos responder tan sólo con la verdad de nuestra vida cristiana. Nuestra devoción mariana debe ser una imitación cada vez más auténtica de María. Así Ella podrá habitar en nosotros. Si deseamos conocer al Hijo de Dios, acudamos a su Madre! Juan Pablo II nos da el ejemplo: él acude a María para conocer a Jesús. Le dice: "Totus Tuus".

El movimiento de Medjugorje es un caminar hacia María y junto a Ella descubrir a su Hijo. Este camino espiritual, considerado por muchos como una gran bendición para la Iglesisia, no crea confusión; la confusión es obra del Maligno. La Reina de la Paz no nos desorienta en sus mensajes sino que nos conduce a la verdad evangélica, y Medjugorje mismo ha llegado a ser para innumerables peregrinos un lugar de reconciliación con la Iglesia y no de separación. El movimiento vive en la Iglesia y por eso ama la Iglesia local donde se halla presente con sus grupos de oración. Cuántos pastores - como el difunto cardenal Siri de Génova - han dado gracias a Dios por la presencia renovadora de los grupos de Medjugorje en sus diócesis y en sus parroquias!

Bien sabemos que existen voces contrarias a Medjugorje, pero no es la primera vez que existen desacuerdos, incluso entre los mismos obispos, en torno a un hecho sobrenatural. Ante todo, deseamos acogernos al discernimiento del Supremo Pastor, Juan Pablo II, que jamás ha mostrado tener dudas acerca del origen sobrenatural de los acontecimientos de Medjugorje.

"El mundo está perdiendo su sentido sobrenatural y la gente lo está redescubriendo en Medjugorje a través de la oración, el ayuno y los sacramentos", dijo el Santo Padre hace algunos años después del encuentro con una comisión de médicos de la asociación A.R.P.A. que, junto con el obispo Hnilica, habían informado al Papa acerca de los resultados científicos obtenidos tras haber examinado los éxtasis de los seis videntes. Ellos concluyeron que estos fenómenos eran inexplicables desde el punto de vista natural. Era la primera vez que se usaban instrumentos ciéntificos para investigar el éxtasis simultáneo de los seis videntes durante las apariciones en Medjugorje.

Queridos amigos, unamos nuestros corazones al Corazón Inmaculado de María. Tantos de nosotros nos damos cuenta claramente de que éstos son sus tiempos, los tiempos anunciados en Fátima y confirmados por el mensaje de Medjugorje! Son los tiempos del "Totus Tuus" universal que por medio del pontificado de Juan Pablo II se está difundiendo en toda la Iglesia, a pesar de hallar tantos obstáculos a su paso.

Nos gustaría concluir con las palabras de nuestro amado Santo Padre que, en el Angelus del 7 de marzo de 1993, refiriéndose a la guerra en Bosnia-Herzegovina, dijo: "Es necesario volver a Dios, reconocer y respetar su Ley! Pidamos a la Virgen Santa esta consciencia renovada. Su presencia admonitoria y maternal se ha hecho oir tantas veces, también en nuestro siglo; parece como si Ella quisiera advertirnos acerca de los peligros que amenazan a la humanidad. Contra las fuerzas del mal, María nos pide que respondamos con las armas pacíficas de la oración, del ayuno y de la caridad: nos muestra a Cristo, nos lleva a Cristo. No defraudemos las expectativas de su corazón de Madre."

No son acaso estas palabras del Santo Padre una síntesis maravillosa de los mensajes de la Reina de la Paz que desde Medjugorje se han difundido en el mundo entero?

La Reina de la Paz nos quiere unidos en la oración a la espera de una Nueva Pentecostés que renueve la faz de la tierra. De esta manera el Papa y la Madre de Dios nos quieren preparar para el Gran Jubileo. Caminando con Ella salgamos al encuentro del Señor.

Unidos por el mismo amor hacia nuestra Madre y Reina de la Paz,

Msgr. Frane Franic, Msgr. Paolo Maria Hnilica, SJ, Fra Tomislav Pervan, OFM, Fra Ivan Landeka, OFM, Fra Jozo Zovko, OFM, Fra Slavko Barbaric, OFM, Fra Leonard Orec, OFM

Medjugorje, 25 de junio de 1997