Mensajes de Nuestra Señora

Mensaje, 25. julio 1989

“iQueridos hijos! Hoy los invito a renovar sus corazones. Abranse a Dios y entréguenle a El todas sus dificultades y cruces para que Dios pueda transformarlo todo en gozo. Hijitos, ustedes no pueden abrirse a Dios si no oran. Por eso, a partir de hoy, decídanse a consagrar una parte del día únicamente para encontrarse con Dios en el silencio. De esa manera, ustedes serán capaces, con Dios, de dar testimonio de mi presencia aquí. Hijitos, Yo no deseo obligarlos sino que libremente ustedes den su tiempo a Dios como hijos de Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado!”