Mensajes de Nuestra Señora

Mensaje, 25. noviembre 2010

¡Queridos hijos! Los miro y veo en su corazón muerte sin esperanza, inquietud y hambre. No hay oración ni confianza en Dios, por eso el Altísimo me permite traerles esperanza y alegría. Abranse. Abran sus corazones a la misericordia de Dios y El les dará todo lo que necesitan y llenará sus corazones con la paz, porque El es la paz y su esperanza. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”