Testimonios 1981

TESTIMONIOS DE MEDJUGORJE Y ACERCA DE MEDJUGORJE

En el último número de nuestra revista en la última página, la núm. 24, escribimos un mensaje especial para los lectores que aquí volvemos a repetir literalmente: "¡Queridos lectores! Es probable que en este número esperasen un artículo especial acerca de los fenómenos insólitos que suceden en la parroquia de Herzegovina llamada Medjugorje. Sin embargo, ¡preferimos confiar esto al tiempo, a la paciencia y la providencia de Dios!"

A partir del inicio de los fenómenos insólitos acaecidos en la parroquia de Medjugorje, han transcurrido tres meses. Aproximadamente la misma cantidad de tiempo ha transcurrido de la salida del último número de nuestra revista. Ha pasado bastante tiempo para que también nosotros digamos algo acerca de los fenómenos insólitos de Medjugorje. Particularmente por el hecho de que estos fenómenos día tras día, meses tras meses, se subsiguieron y atrajeron a Medjugorje cientos de miles de fieles y de visitantes curiosos. Es decir, seis niños de Medjugorje día tras día han estado testimoniando enérgicamente sobre las apariciones diarias de la Virgen, y una multitud de fieles de casi todas las regiones de nuestro país (y también del extranjero) han aceptado firmemente tales testimonios. Al mismo tiempo, han comenzado a aparecer algunos testigos con afirmaciones sobre curaciones milagrosas, que atribuyen a la intercesión de la Madre de Dios - después de que oraron fervorosamente y confiaron en Ella.

Sin embargo, a pesar de todo eso, nosotros aquí no hablaremos acerca de apariciones ni curaciones milagrosas. Lo volvemos a dejar "al tiempo, a la paciencia y a la providencia de Dios". En vez de eso diremos algo acerca de algunos fenómenos y testimonios que son evidentes y accesibles a cualquier testigo ocular.

Antes de todo, en Medjugorje desde el inicio de esos acontecimientos insólitos hasta hoy, los fieles oran con profunda devoción. Esta profunda devoción, que se encuentra raramente en otras lugares, es evidente en cada uno de los que visita la iglesia parroquial de Medjugorje durante la liturgia eucarística y de oración. También se percibe que los hombre y las mujeres, los ancianos y los jóvenes, y los más pequeños, permanecen insólitamente en oración durante mucho tiempo y de manera muy concentrada. Además, en gran cantidad se acercan al sacramento de la Santa Confesión. Entre los que se confiesan, no son pocos los que abiertamente predican que durante decenas de años no se habían confesado, que algo los había atraido a Medjugorje para confesarse y que después de esa confesión sentían que habían renacido espiritualmente.

Es evidente también la práctica del ayuno que en este tiempo han aceptado numerosos fieles de todas las edades. Se ayuna más regularmente los viernes, pero también los otros días. Y se ayuna como no se había ayunado desde hacía mucho tiempo: solamente a pan y agua. Además, existen testimonios de muchas reconciliaciones de vecinos, familias e individuos que estaban en conflicto.

Finalmente, los mensajes que los niños-videntes afirman pertenecer a la Virgen, lo que se sabe hasta ahora de ellos, es que no salen de los contenidos de la fe evangélica ni están en contradicción con sus contenidos. Es decir, los niños-videntes perseverantemente destacan que la Virgen a través de ellos impulsa a los fieles a una oración fervorosa, a una fe más activa, a la paz, a la reconciliación, a la conversión, a la reconciliación y a la glorificación de Dios. A eso mismo, según lo afirmado por los niños, la Virgen incentiva a todos los funcionarios eclesiásticos.

Al final no sería bueno callar también el testimonio sobre la extraordinaria amabilidad y hospitalidad de los fieles de Medjugorje y de sus sacerdotes. Acerca de ese hecho hablan con especial entusiamo aquellos que han venido a Medjugorje desde lugares lejanos, y en Medjugorje encontraron una palabra, un consuelo y un hogar cálidos. Todos por igual, católicos y no católicos testimonian lo mismo.

Nuestros hogares, XI, 8, Duvno, 1981, pág. 3.

MEDJUGORJE – UN LUGAR SILENCIOSO, UN LUGAR DE ORACION

- Porqué Uds. también no visitan aunque sea por poco tiempo la Parroquia de Medjugorje, y así desde el "lugar de los hechos" no transmiten a los lectores sus impresiones sobre lo que ven, aprenden y experimentan?

Con este tipo de preguntas y estímulos ya hace semanas que nos acosan creyentes serios y convencidos. Así que, finalmente, decidimos emprender camino. Una tarde despejada nos dirigimos hacia el manso lugar de Brotnjo. A Medjugorje llegamos a la hora de un cálido y suave anochecer de octubre. Eran ya la seis. La hora de la misa vespertina de la iglesia de la Parroquia. Sobre el pueblo reinaba una paz misteriosa, y en la iglesia se escuchaba una oración armoniosa. Aceleramos nuestros pasos y ya estábamos bajo el arco de la grandiosa iglesia de Medjugorje. La liturgia ya estaba por terminar, y los creyentes estaban todos arrodillados. Algunos en los bancos, otros en el piso. Al mirar con curiosidad a nuestro alrededor notamos que entre los presentes había muchos religiosos jóvenes, y entre éstos un gran número de muchachos jóvenes. Robustos como montañas y jóvenes como una gota de rocío.

Se termina la liturgia, pero nadie se mueve de la iglesia. Es más, todos se quedan arrodillados. Entonces inicia una oración especial de siete Padrenuestros, y luego el Rosario. Todo esto dirigido por los niños - videntes. Esta vez estaban dos de ellos. La mayor Vicka y el menor Jakov. Los otros estaban en la escuela, fuera de Medjugorje. Pero los sábados y los domingos ellos se reúnen con Vicka y Jakov. La oración es clara y comprensible. Pareciera a momentos el murmullo de un travieso arrollo de montaña. Nos unimos a la oración, pero seguimos tratando de abarcar con nuestra mirada cada rincón de la iglesia. Y en eso advertimos como un gran grupo de niños y niñas, con sus bolsos en la mano van entrando a la iglesia. A medida que entran se arrodillan y se unen a la oración. Después nos dijeron que la iglesia era su paradero regular de todas las noches. De la escuela directo a la iglesia, y recién entonces a casa. Lo hacen con alegría, sin ser alentados por nadie.

La oración del Rosario es larga, pero de la iglesia nadie se mueve. Sobre todo nos fascinó la devoción de los jóvenes cristianos. ¡Será porque jamás encontramos a jóvenes tan concentrados y penitentes en nuestras iglesias!

Después del Rosario una parte de los creyentes se van de la iglesia mientras que otra parte más pequeña se queda en la plegaria dedicada a los enfermos graves. En el atrio de la iglesia nos encontramos con aquellos jóvenes que en la iglesia nos fascinaron por su sincera devoción. Sin que le preguntáramos nada, de inmediato nos abrieron sus corazones los cuales arden de amor hacia nuestra Madre María. Los hay de todas partes de Bosnia y Herzegovina. Hablamos especialmente con los que llegaron de Mostar y sus alrededores. Nos dicen que a menudo están en Medjugorje. Los atrae ese aire único de oración, y a la vuelta los acompaña la paz espiritual de la cual viven días enteros. Nos cuentan que ellos al igual que otros jóvenes compañeros conocidos casi todos los viernes ayunan rigurosamente. Voluntariamente y con entusiasmo.

Nos despedimos de los jóvenes y en eso se nos acerca un grupo de jóvenes mujeres y muchachas. Algunas eran de Medjugorje, otras del vecino Citluk, otras de lugares más lejanos. Tampoco logramos hacerles a ellas ninguna pregunta, ya que de inmediato se nos adelantaron con su devoción efusiva. Al igual que los jóvenes muchachos, las mujeres hablan sobre la oración que las lleva y las entusiasma, sobre la paz espiritual, la alegría interna. Una muchacha, que hace poco había vuelto de Alemania, con entusiasmo cuenta como desde hace poco puede durante horas orar en perfecta concentración y como la oración se ha convertido en una delicia espiritual.

Algunos encuentros similares frente a la iglesia - en un atardecer ya tardío. Siempre con testimonios similares y con el mismo entusiasmo.

Hay una cosa en especial interesante en todo esto: los creyentes hablan mucho menos sobre las apariciones y curaciones de los enfermos (aunque creen en ello firmemente) de lo que uno podría esperarse. Al contrario, además de lo ya mencionado, hablan más sobre una transformación interior, sobre la reconciliación y el perdón. Y así poco a poco, los creyentes se retiran a sus casas. Se alejan cantando "María, oh, María", o "Oh, querida Madre del Cielo".

Nosotros nos trasladamos entonces a la oficina de la Parroquia - para hablar un poco con los niños videntes. Vicka y Jakov aceptan de inmediato. Ya al principio de la conversación uno se da cuenta de que los niños son muy inteligentes, abiertos y ante todo muy naturales. Vicka habla vivazmente y con seguridad, de ningún momento es inoportuna. Siempre remarca claramente la diferencia entre aquello sobre lo cual está totalmente segura y aquello sobre lo cual puede indirectamente llegar a conclusiones o aquello que puede sólo suponer. A las preguntas responde rápido, con habilidad y en forma concisa (a veces hasta figurativamente!). Cuando no tiene respuesta, entonces con simplicidad, sin rodeos dice: "¡No sé!". No es presumida por haberse convertido, en cierto sentido, en el centro de atención y por recibir diariamente cúmulos de cartas de creyentes de todo el país y del mundo entero. Más aún, de sí misma no va a decir ni siquiera que es muy buena, menos aún perfecta. Ella sólo dice que trata sinceramente de ser mejor y de ser lo más honesta posible y como ser humano y como creyente.

El pequeño Jakov se comporta de acuerdo con su edad. Mientras hablamos con Vicka, él hurga con la típica travesura de un niño en los libros de la parroquia, juega con los lápices, toca la máquina de escribir, corretea, por momentos se sienta, y luego sigue su juego. Pero por milagro al hacerle alguna pregunta seria, él se serena, deja los "juguetes" y seriamente responde a éstas.

Nuestra conversación con los niños es íntima, directa y alegre, así que a veces incluso bromeamos con ellos. En un momento llamamos la atención de Vicka de forma provocativa sobre el hecho de que mucha gente no toman en serio las apariciones que ellos como niños tienen, aunque se trate de creyentes serios, algunos incluso clérigos. Pero a Vicka esto no le perturba, sino responde que nadie tiene que creer en sus videncias si no puede o si piensa diferente. Entonces empieza a contar como después de su primera aparición ni ella misma podía creer. No quiso decirle a nadie ni confesar hasta que no estuvo "cien por cien segura que ve a la Virgen y que habla con ella". Sobre "sus conversaciones con la Virgen" Vicka habla en forma tan natural como si se tratara de una conversación con su propia madre. De "las conversaciones con la Virgen" ella destaca más que nada los mensajes que se refieren a la oración y a la penitencia, la fe y la fidelidad a Dios, la paz y la reconciliación, la honestidad y el sentimiento humano, el amor y la bondad. Es decir, algo similar a lo que nos hablaban los creyentes frente a la iglesia, y siempre en armonía con lo que constituye la esencia y la estructura del verdadero creyente. Luego de haber conversado con los niños, hablamos un rato con los franciscanos del lugar - curadores del alma. Ellos de inmediato, como sus primeras y más fuertes impresiones sobre los creyentes de Medjugorje y los peregrinos de Medjugorje, destacan muchas cosas que ya habíamos oído frente a la iglesia: una profunda devoción y oración, un sin número de contritos acercamientos a los sacramentos son hechos indudables en Medjugorje, la alegría interna y la paz también son testimonios indudables que los creyentes a menudo manifiestan y de diversas formas comunican. Fr. Tomislav nos cuenta dos ejemplos más recientes. El primero se refiere a un creyente ortodoxo que estuvo en Medjugorje a fines del verano pasado. Sólo algunos días antes de nuestra llegada había llamado por teléfono a la oficina de la Parroquia. Primero mencionó que su vista (casi es completamente ciego) ni siquiera después del peregrinaje a Medjugorje había mejorado, pero entonces agregó con entusiasmo que ahora siente tanta paz y tanta alegría en el alma que para él eso es mucho más valioso que la vista. Una testimonio parecido fue narrado por una mujer, nuestra compatriota de religión católica que trabaja en Suecia. Después de haber visitado Medjugorje ella se liberó completamente de sus insoportables aflicciones del alma, de tal forma que ahora es muy feliz y agradece profundamente a Dios y a la Madre de Dios.

De paso nos enteramos de que un gran número de creyentes de religión ortodoxa y musulmana han visitado Medjugorje, y según sus propios testimonios escritos y orales se han llevado de allí recuerdos inolvidables. Así algunos ortodoxos se conmovieron profundamente hasta las lágrimas cuando un sacerdote de Medjugorje además de ofrecerles una cálida bienvenida les habló del Padre del Cielo y la Madre María en común, los cuales nos quieren a todos por igual independiente de la religión. Otros fueron conmovidos por la atención y la hospitalidad de los creyentes del lugar, que los recibían en sus casas como si fueran sus propios hermanos y hermanas. Por otro lado los creyentes del lugar y los sacerdotes estaban conmovidos por la profunda devoción y fe de estos representantes de otras religiones. Sobre todo les encantó la fe y la actitud penitente de un grupo de gitanos ortodoxos, que desde Lukoc vinieron de rodillas hasta la entrada de la iglesia de Medjugorje. Fr. Tomislav nos dijo que jamás había visto un acercamiento tan digno a la cruz como el realizado por estos gitanos ortodoxos en una ocasión, cuando se acercaron a la cruz por orden de edad y la besaron.

Los fieles ortodoxos llegaban a Medjugorje de lugares muy lejanos. Por ejemplo, de Leskovac, Zajecar, Smederevo, Belgrado, Subotica. También peregrinos musulmanes venían de lugares muy lejanos. Por ejemplo un grupo llegó directamente de Zagreb.

Los unos y los otros se quedaban orando durante largo tiempo y seguían la misa de manera ejemplar. Los peregrinos católicos por otra parte, llegaban de casi todas las partes de nuestro país, y también del extranjero. Tratamos de averiguar datos numéricos, pero los franciscanos del lugar no quieren dar información no comprobada. Si desde junio a octubre en Medjugorje hubo 150 000 confesiones, 200.000 comuniones, un millón de peregrinos, más o menos – es imposible comprobarlo. Es seguro que se trataba de una gran multitud, y lo más importante es que la mayoría de esa multitud se dirigía a Medjugorje llevada por las alas de la fe y la sincera devoción. Esto sería una respuesta a nuestra pregunta sobre los números.

Entonces seguimos con algo mucho más importante y salvador que los meros datos. Especialmente significativo e importante, destacan enseguida los curadores de alma del lugar, es el hecho de que los creyentes y los peregrinos aquí empiezan a entrar en el propio interior, en la propia alma - para poder ver en el alma lo que en la Biblia es tan evidente. De ahí el aumento de la búsqueda de confesiones más profundas, de la búsqueda de conversaciones y consejos espirituales y - hasta llegar a la completa realización de la fe y de la vida. De ahí probablemente la necesidad de la reconciliación. Fr. Tomislav nos cuenta que hace algún sábado atrás estuvo dando la comunión sólo a hombres de 25 a 30 años. Mencionemos también que la misa vespertina del sábado y el domingo son mucho más visitadas que las misas vespertinas de los días de semana - es comprensible. Así un domingo de octubre en la misa vespertina según los cálculos de algunos presentes, además de la iglesia que estaba llena, ¡en el patio frente a ésta había un número dos veces más grande de creyentes!

Finalmente, resumiendo los hechos y las impresiones, un joven sacerdote de un lugar vecino afirma que Medjugorje se ha convertido en los últimos meses en un lugar de oración silencioso, que glorifica a Dios con penitencia no a gritos. Fr. Tomislav agrega que este lugar revive los antiguos y algo olvidados valores espirituales, como el ayuno riguroso y la oración larga y en plena concentración. (Un creyente le confesó que sólo había oído hablar del ayuno riguroso de parte de su abuela, y ahora es testigo que incluso los más jóvenes están dispuestos a realizar este tipo de ayuno).

Realmente, muchas cosas hermosas, estimulantes e instructivas escuchamos y sentimos en Medjugorje. Y como que todas estas enseñanzas, mensajes y testimonios se reducen a un deseo y una esperanza: que en cada persona aumente el sentido humanitario, y que en el hombre creyente aumente la fe. En todo caso es algo positivo. Porque, junto a un hombre más humano y a un creyente más creyente, la vida del hombre en su totalidad tendrá más contenido y será más alegre. Es algo que todos deseamos, sin importar las creencias y la religión. Algo así se vislumbra poco a poco en Medjugorje. Con la esperanza y la oración de que así sea, dejamos la oficina parroquial de Medjugorje. El cielo estaba iluminado de estrellas. Sobre Medjugorje reinaba la paz.

B. – L.
Nuestro hogar, XI., 9 (77), Duvno, noviembre de 1981, pág. 10-11.

MEDJUGORJE EN EL SIGNO DE LA BLANCURA Y DE LA LUZ

Alentados por numerosos peregrinos de Medjugorje, que afirman convincentemente haber sido testigos en varias ocasiones de fenómenos insólitos y muy evidentes, nuevamente visitamos brevemente la parroquia de Medjugorje. Sucedió en una fría tarde de noviembre, pero el frío no impidió a los veneradores de la Virgen dedicar las horas de la tarde a la oración en la iglesia parroquial de Medjugorje. Al terminar las celebraciones de la tarde encontramos personas conocidas y desconocidas. Desde Medjugorje, Ljubuski, Mostar, Posusje, y a veces de distancias mucho más grandes. No es difícil empezar la conversación “cuando los corazones están llenos y abiertos”. Y comenzamos. Pero inmediatamente manifestamos una cierta cautela hacia los fenómenos insólitos acerca de los que se habla en el último tiempo. Sin embargo, los testigos de tales fenómenos no se dejaron confundir ni titubearon. Hay un gran número. Conversamos con grupos y gente en general. A veces juntos o separadamente. Y en sustancia todos afirman lo mismo. La diferencia está sólo en que no todos se expresan con las mismas palabras y expresiones. Pero eso es debido al nivel de educación y a las diferencias de personalidad.

Testimonios sobre fenómenos insólitos

Sobre la naturaleza de los eventos, nos hablaron testigos de todas las edades y de diferentes profesiones. Los escuchamos atentamente y anotamos sus declaraciones. He aquí algunas de ellas:

“Una tarde de septiembre vi, en vez de la gran cruz en el monte Krizevac, una blancura maravillosa y en el centro de esa blancura algo como la figura de la Virgen en forma de estatua” – nos dijo un joven que pertenecía a un grupo grande de muchachos y muchachas, todos de la aldea de Bijakovic. Cuando objetamos que eso podía ser el fulgor del sol, todos a una voz respondieron que era imposible, ya que en esos momentos no había sol. Nos dijeron además que tal fenómeno se había repetido varias veces durante el mismo día. Entonces tomó la palabra una muchacha que describió el fenómeno con sus palabras: “Al principio se ve la cruz como se la ve habitualmente. Luego en vez de la cruz aparece una blancura en forma de una columna blanca. La blancura comienza al pie de la cruz y va hacia la cúspide. En esos momentos la cruz desaparece, y en la blancura aparece la figura de una mujer.” Mientras la muchacha describía lo ocurrido, los demás acompañaban descripción con particulares detallados. “Una mañana estábamos treinta observando este fenómeno, continúa una muchacha. Entre nosotros había un hombre de Zagreb con su mujer e hijo. Cuando vieron este fenómeno, se dirigieron a la cruz en la cima del monte Krizevac. Nosotros nos encontrábamos frente a nuestra casa y los seguimos con la mirada hasta que los perdimos de vista. Y cuando apareció de nuevo la blancura, los vimos de nuevo claramente en camino hacia la cruz, como los estamos viendo a ustedes ahora. Y a su regreso también fue así. Ellos aparecían y se perdían de vista, dependiendo de la aparición de la blancura”.

Los jóvenes afirmaron que entre los treinta testigos había gente de todas las edades, y nos invitaron a que nos quedemos para que nosotros mismos podamos ser testigos de lo sucedido, ya que ese fenómeno de tiempo en tiempo se manifiesta.

“Y yo también lo vi” – se entrometió en nuestra conversación una mujer de edad mediana de la parroquia de Cerin. “Vi la figura de una mujer de ese lado de la cruz. Yo vi eso durante 15 minutos, y muchos que llegaron antes dijeron que ya duraba media hora. Yo ese fenómeno lo empecé a observar cinco minutos antes de las cinco de la tarde.” La mujer afirmó también que esa escena fue vista por alrededor de cincuenta personas, y agregó: “Llovía, y parecía que ésta no cayera sobre nosotros. Rezamos, nos alegramos y lloramos de gozo. Es lo más grande y más grande que había visto en mi vida. Nunca lo podré olvidar y ahora no de pena morir.”

Así habló esa mujer de Cerina. Y un anciano inmediatamente agregó a lo dicho por la mujer que no hay nadie de la aldea de Bijakovic que no haya visto ese fenómeno.

A nuestra conversación se agrega un grupo de escolares. Ellos dicen que una vez, con ocasión de la ocurrencia de tal fenómeno, interrumpieron la clase de catecismo, salieron al patio de la iglesia y todos vieron de la misma forma esa escena insólita.

Aquellos que describen más detalladamente estas visiones comunitarias, resaltan que la blancura mencionada resplandece como la más resplandeciente luz nunca antes vista, y algunos afirman que esa luz no tiene nada en común con la iluminación conocida por todos. Entre nuestros interlocutores había algunos que testimoniaron expresamente que vieron este mismo fenómeno en la cruz del campanario de la iglesia, y un anciano perspicaz nos describió con mucho detalle tal fenómeno en el Podbrdo sobre Bijakovic.

La gente testimoniaba sobre fenómenos en forma de una llama, los que provocaban temor. Pero rápidamente se pudo comprobar que no se trataba en absoluto de incendios.

Entre los testigos de estas frecuentes señales en Medjugorje, encontramos también algunos sacerdotes. Jóvenes y ancianos. Sus testimonios también coinciden con los testimonios de los demás creyentes. He aquí lo que nos dijo un sacerdote de unos sesenta años, cuya característica principal es tener un ingenio agudo y una valoración racional de todos los fenómenos:

“Sucedió un jueves a las 17 horas. Me encontraba junto con mi colega y con un grupo de alrededor de setenta fieles. Salí de la sacristía y miré hacia arriba en dirección del Krizevac: ¡No hay cruz! ¡¿Qué sucede?! Quedé sorprendido. Y mientras no terminaba de sorprenderme, apareció como una columna blanca. Agitado, regresé a la sacristía y llamé a la religiosa allí presente para que saliera y viera, y me dijera si ella también se percataba de algún fenómeno. E inmediatamente me dijo haber visto una figura femenina parecida a la Virgen. Entonces corrí a la oficina parroquial para llamar a otros sacerdotes, pero ellos ya se encontraban afuera y observaban con atención la escena que acaecía en el Krizevac. Algunos usaban anteojos de larga vista. Luego me apoderé de un anteojo de larga vista y dirigí la vista hacia el monte. Lo que se veía era muy blanco, de una blancura tan agradable como nunca antes había visto en mi vida. Posteriormente me dirigí a la iglesia a llamar a los demás fieles, pero ellos ya se encontraban afuera en un erial mojado, arrodillados, recogidos en fervorosa oración. Después de la oración los fieles cantaron algunas canciones de la Virgen, y después manifestaron una alegría general y un júbilo bullicioso. Entre aquel gozoso grupo de fieles divisé a una mujer conocida de Hamzic. Ella a toda voz decía: “¡OH Virgen, gracias! Esta tarde he venido por la decimoquinta vez a este lugar. ¡Qué me suceda lo que Tú quieras, gracias a Ti porque te he visto!”. Por mi parte tengo que resaltar nuevamente que sin anteojo de larga vista vi solamente la columna blanca, pero a través del anteojo de larga vista vi además la figura de una mujer.

El otro fenómeno sucedió, me parece, el martes 27 de septiembre. El tiempo era más hermoso que la primera vez, y había bastante gente afuera. Y de nuevo lo mismo: desapareció la cruz. Y la cruz apareció de nuevo, pero, ¿cómo? Con brazos en la parte superior, y delante de la cruz, una figura. La escena duró alrededor de 15 minutos.

El tercer fenómeno con una señal especial sucedió el 4 de noviembre a las 17,15. Lo observaron al menos 300 personas. Sin embargo tal fenómeno se manifestó en otro lugar. Quizás alrededor de 200 metros al noreste del Krizevac. El fenómeno tenía la forma de llama que estaba quieta como si estuviera dentro de un marco. Algo como una gran puerta que a veces se disminuía un poco y luego aumentaba de nuevo.

Estos son los tres fenómenos de los cuales fuimos testigos nosotros cinco sacerdotes: “Estos son algunos de los testimonios acerca de fenómenos de luz y de blancura en Medjugorje. Hemos escuchado muchos más. Debemos decir aquí que todas las personas que testimoniaron acerca de esos fenómenos se presentaron dando su nombre y que algunas descripciones de los acontecimientos vistos son más extensas de lo que hemos aquí escrito.

Testimonios sobre conversiones espirituales

Hemos transmitido las declaraciones de los testigos. Y el juicio acerca de todo eso lo dejamos a la Providencia de Dios, al magisterio de la Iglesia, y a aquellos que se sientan llamados a interpretar y aclarar esos fenómenos y declaraciones. Como creyentes estamos conscientes de que de tales fenómenos la fe no vive ni sin ellos muere. El fundamento y la fuerza de nuestra fe es ante todo el Evangelio y una vida que testimonie el Evangelio, aunque determinadas señales que Dios envía de manera especial pueden despertar la fe dormida.

Sin embargo, junto a estos fenómenos de los que nos testimoniaron individuos y grupos se halla algo que es mucho más convincente, palpable, y más milagroso de las cosas que consideramos milagrosas. Son las conversiones espirituales que acontecen en las almas humanas. Acerca de esas conversiones espirituales nos dieron sus testimonios esa misma tarde aquellos mismos fieles que nos transmitieron los testimonios acerca de las señales de luz y de blancura aparecidas en la parroquia de Medjugorje. Testimoniaron con la palabra y el ejemplo, de tal manera que pudimos nosotros testimoniar también sobre todo aquello.

Nos hablaron de cómo antes las celebraciones en la iglesia eran consideradas por ellos como muy largas aun cuando apenas duraban media hora, y ahora no es para ellos muy largo ni cuando duran cuatro horas. Más aún, en el último tiempo sucede que el sacerdote del altar alienta a los fieles a que salgan a pasear en la tarde, pero muchos de ellos persisten en permanecer en oración. Nadie tuvo que demostrarnos eso, ya que nosotros mismos nos convencimos de que era así.

Seguidamente, nos dijeron que en sus lugares ya desde hace meses no se escuchan palabras feas, y nosotros tampoco las escuchamos – aunque visitamos lugares en que nadie sabía quiénes éramos.

Nos dieron nombres y ejemplos de reconciliación de aquellos que hace mucho tiempo habían iniciado pleitos judiciales, por lo que no tenemos razón para no creer en eso.

Jóvenes y adultos renunciaron a la anterior vida de pecado, que ahora estaba cambiada del fundamento. Y en sus rostros se podía ver que no actuaban ni fingían.

Mencionaron un ejemplo especialmente conmovedor que testimonia sobre una profunda conversión. Es decir, en la Navidad pasada un lugareño lloraba amargamente porque sus hijos se habían puesto tan descuidados en la fe que no querían ir a la misa de Navidad. Y ahora esos mismos hijos cada domingo y cada tarde estaban cerca del altar mismo recogidos en oración y devoción sincera.

Queremos hacer notar que el hecho de las conversiones espirituales interiores no se refiere solamente a los fieles de Medjugorje, sino también a muchos peregrinos de Medjugorje de lugares cercanos y lejanos.

Y esas conversiones espirituales, esa blancura y luz interiores, son valores e ideales evangélicos a los que todo cristiano debería tender permanentemente. Y ese es también Cristo, “Luz de luz”, que vino a redimir y salvar el mundo.

Nuestro hogar, XI., 10 (78), Duvno, diciembre 1981., Págs. 13-14.